¡Dios mio qué he hecho!
Me alejo un poco de la caja de cartón marrón para tomar aire e intentar salir del embobamiento hipnótico.
Ya son más de 5 años de relación amor odio con escritorios Linux, una relación que me ha endurecido enormemente y de la que tengo un recuerdo entre el orgullo de guerrero y cabreo de caprichoso. Quizás sea esa parte mía caprichosa y mal criada la que se ha hecho fuerte últimamente, esos deseos impulsivos de ¡lo quiero y lo quiero ahora! que hacen que me entren cabreos y rabietas al verme marginado una y otra vez por el propio hardware de mi ordenador.
Hoy es ‘un antes y un después’, hoy abandono ligeramente una comunidad que tanto me ha dado… o de la que tanto he cogido (como dijo alguien).
No sé que será lo que más eche de menos, seguramente sea el pertenecer, de una manera consecuente, a una comunidad tan revolucionaria y hermosa como es la del open source, aunque sé que no me estoy separando del todo pues sus tentáculos llegan también al mundo Mac y en mis servidores seguiré administrando distribuciones Linux.
Lo que tengo claro es lo que no añoraré: las peleas continuas con el hardware y la experiencia de usuario con los sistemas de escritorio. La resignación de que la impresora no imprima a dos caras, las tardes perdidas intentando activar el micro, la lucha a muerta con el X11 y el dualhead, la tosquedad de la wifi, en definitiva el uso agotador de energía que requiere dirigir esta gran orquesta de poderosos y cabezotas componentes.
Esta declaración no la debes tener en cuenta a la hora de decidirte a instalar Linux en tu escritorio, distribuciones como Ubuntu son perfectamente válidas en la mayoría de los casos y sin ninguna duda una alternativa mucho menos problemática que Windows. Sólo te diría que te abstuvieras de instalar Linux si el uso de tu ordenador va a ser para jugar o para diseño gráfico profesional, aunque estos casos se puedan satisfacer con una buena combinación de Linux+Wine ya empiezan a requerir de configuraciones medianamente tediosas.
En definitiva, mi querido confidente, me he pasado a Mac.
Algo curioso está ocurriendo en mi todavía querido Ubuntu sobre el que escribo estas líneas, creo que se ha cabreado, según escribía este post se me ha bloqueado varias veces el Firefox, lo cual no es raro pues es la versión Beta de la 3.0, pero había algo raro, como demasiado empeño en no volver a arrancar, temiendo una pérdida de todo lo escrito he continuado en el gedit y, ahora sí que sorprendiéndome, también se me ha colgado al intentar grabar. Aún no estoy seguro si el Ubuntu del servidor sobre el que corre el WordPress de este blog admitirá la publicación de este texto. ¿Tendrá mi nuevo Mac tanta personalidad?.
Buci, parece que estamos sincronizados :)
Actualizado un rato después: ¿Esto es?… ¿ya está?, ¿esto es todo?, me siento como una quinceañera desvirgada por el guapo de clase.